sábado, 19 de marzo de 2011

Espía





               Aromas. Recortes de medias tardes. El sonido ambiente parece una masa amorfa, pero  distintiva de un bar de Bs. As.  Es allí donde me encuentro en este momento.
En un primer plano compiten las voces de  dos hombres ; uno sentado y el otro parado con la mirada en diagonal  a la mesa.  Detrás está la puerta de entrada y salida. Sobre  un costado se ubican  las ventanas y opuestos a ellas los habitúes del lugar. Dentro de las conversaciones resalta la discusión sobre las próximas elecciones, luego la  interrumpen con varios pedidos de “ un cortado, por favor”.
Atravesando los cristales, aparece el frío de la ciudad. La lluvia ya cubrió todas las calles. Algunos salieron a la lucha, otros prefirieron  no combatir.
Mientras escribo, disimulo la dirección de mi vista.  Oblicuo a mi mesa, él está leyendo el periódico. Sé que no me presta atención; salió dos veces para ver sí ella llegaba. Ya pasaron cuarenta y cinco minutos, parece ausente a la cita, sin embargo, él ,cordial, no  termina su café.
Para contrarrestar el enfrentamiento, la televisión rapta parte de mi contemplación. Un cartel, que sobresale el dispositivo técnico, indica que no tiene audio. Me han dicho que ,durante los últimos meses, varios clientes se habían quejado del volumen. Manifestaron  que  desconcentraba a sus charlas y también  a los estudios de varios universitarios, más allá que cualquier  otro tipo de  ruido extraordinario. Ante dicho reclamo, José optó por poner el cartel y sólo pasar en silencio las imágenes del canal “Crónica”. El mismo , igual,  siguió distrayendo  con sus flamantes placas rojas de noticias.
 Mucha atención a distintos diálogos, nada que me sacie por completo . Elijo  no dejarme seducir más;  demasiadas historias mías están disputando un terreno. Otra vez el por qué reaparece para plantearme nuevas hipótesis. Por hoy no quiero más preguntas ni respuestas. Espero que mi conciencia pueda estar más fresca. 
Deborah Valado 

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