miércoles, 12 de octubre de 2011

Rutina


                   Escucho la alarma del celular,  detrás de las cortinas percibo que  llueve.Abro los ojos, lo primero que veo son las teclas casi rotas, las presiono y vuelvo a encerrarme en el sueño. Me imagino las actividades pendientes que me esperan y ya desespero. Trato de focalizar la mente en aguas termales, en playas paradisíacas, pero nada, absolutamente nada, me extrapola de la rutina. Resignado salto de la cama. Voy directo al botón de encendido de la notebook, lo aprieto y recién al ver los primeros caracteres emprendo camino al baño.
                   Dichas acciones se  reiteran a lo largo de toda la semana. Ya no me cuestiono sí están bien o mal, sólo las hago como parte del sistema en el cual habito. Difícil sería escapar de las mañanas si quisiera ser un hombre respetable de oficina. Difícil sería que no sintiera  hastío y no lo camuflara en billetes de colores. 

Deborah Valado // Octubre 2011

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