viernes, 18 de noviembre de 2011

Personajes


Se quedó toda la noche  en la confitería. No observaba a los bailarines, sólo escribía.
Molestias internas. No tenía una dirección definida. Se sujetaba en cada cartel de ruta. Fue jugando con el azar más injusto, pero no tuvo en cuenta  que el ayer era un lugar para no volver. Esos cimientos de errores no debían haber sido olvidados. Tantas voces perturbaron la propia. Nunca escuchó la verdadera opción. El juego ya había concluido.
    Las simplezas también  parecían olvidadas. Los chicos dejaron los juguetes por las chicas. Ellas prefirieron un beso de ellos. Sin embargo, no a todos se les había presentado las reglas tan sencillas de comprender para llevarlas al mundo concreto.
 En ese momento, no entendía la dureza de aquellas convicciones puestas sobre la mesa. Sus pasos se estancaron  sobre esas hojas de polvorientos cuadernos. La vida la tenían ellos. Martina se había apropiado de las palabras para describir sus vigilias. O tal vez, fue al revés, sin darse cuenta  ellas la capturaron. En muchas ocasiones ya no las soportó más, no obstante, resistieron  a los desalojos.
      Las luchas además eran compartidas entre los distintos personajes y ella. Sobre la misma rescaté unos párrafos que desechó en el alba.
          “... Lo demás pertenece  a  la selva. Aquellas bestias convierten a mi instinto en hechos. Arriesgar las palabras elimina los segundos de armonía...Si el personaje decide moverse entre la libertad misma, deberá asegurar las respuestas. Podrá ser omnisciente. Aunque el precio sea elevado, también aceptará la locura.
                Garganta acalambrada. Siempre olvidamos el cambio de roles. Tantas voces tapizarán la propia. Y ese dominio develará un poder temeroso. Nadie sería capaz de tachar las líneas no acordadas. Pero no queremos terminar cediendo. Arrebatamos el cartucho. Nos levantamos, tomamos un sorbo de agua, regresamos con un lápiz. Le postulamos de nuevo la batalla. Agregamos otro ejercito de personajes para ir desgarrándolos. Pocas veces obtenemos el triunfo. Cada  vocablo los enriquece más.
                Sólo el silencio los podría matar.” 

Deborah Valado //2008

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