miércoles, 28 de marzo de 2012

Vacío


Yo estaba habituada
a estar en la cama
mirar el techo
dar un giro de 90 grados y
reencontrar tu cuerpo tendido
como un animal sigiloso
acariciar tu piel con mis pechos de pluma
gozar el placer de sentirte mío.

El sexo nos cobijaba
del mundo opuesto
a nuestras caracolas con pedazos de mar
en donde nadábamos hacia la libertad.

Nuestros espíritus siempre volaban
se convertían en halos primaverales
florecían en cada obra de arte
daban  nuevas vidas.

Sí, amor, eso era
lo que vivíamos
pero en un rapto de desesperación
te ahogué entre las corrientes del mar
 y ahora que observo mi alrededor
encuentro que en esta cama
sólo hay un intrépido vacío
un infinito escalonado
hacia otro vacío.


Deborah Valado // Marzo 2012

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