martes, 14 de agosto de 2012

Inmensa naturaleza




Me abrazaba al mar,
era su nueva orilla,
las olas me bañaban
con deseos de amor.

La espuma se deshacía
sobre mi cuerpo,
yo me convertía
en una sirena
y salía a nadar
hacia el infinito.

Las caracolas eran
mis guaridas, aún así,
el cielo nocturno
y  la luna
espiaban mis secretos,
nada podía escapar a la
inmensa naturaleza,
hasta mis más mínimos sueños
 ya eran develados.

Deborah Valado // Mayo 2012

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