martes, 4 de diciembre de 2012

Disciplina, Locura y Amor // Parte XIII



Por la mañana, no hay situación más gratificante que despertar y encontrar la mirada del hombre que amas. Ese instante de felicidad alcanza y sobra para dejar a un costado muchos miedos y frustraciones que la vida también muchas veces nos hace atravesar. Entonces, a partir de dicho momento se produce un mágico envión hacia lo trascendental de lo que se proyecta mutuamente. Casi nos convertimos en súper héroes que pueden volar hacia otros espacios lejos de la rutina. Pero, tampoco, siempre  reina la tranquilidad, las asperezas  nunca desaparecen del todo. Las voces suelen desafinar en un destino que no se puede controlar y entonces, el mar de llantos puede inundar la morada. Pero hay ciertas fuerzas que logran superar hasta las heridas de los clavos más punzantes.
 El camino de cada uno es un vaivén de emociones, lo importante es vivir con plenitud cada instante que compartimos junto al otro. No obstante, a veces pareciera que el mundo se vuelve contra lo que soñamos, como si amar fuera un error. Y por el contrario, es una de las cosas más lindas y vitales que tenemos  y debemos cuidar. Y es así, que reniego de aquellos que  disparan sentencias malignas  sobre todos nosotros que estamos felices a la par de la persona que amamos y no nos importa más que construir juntos. No comprendo esas habladurías que sólo demuestran egoísmos y años de disciplina del temor a la libertad de amar. Pareciera que nos quieren educar para encerrarnos en círculos de hipocresía y soledad, para cerrar nuestras bocas y sólo enfocar nuestras vidas al consumo de lo superficial. Pero no! Basta de tanta miseria de sentimientos! 

Deborah Valado // Diciembre 2012

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